INDICE DEL BLOG

Cuando le pedimos que envíe su luz desde el cielo, esto no significa que él esté allá arriba, lejos de nosotros que estamos aquí abajo.
Siempre imaginamos al Espíritu Santo llegando desde arriba, y levantamos nuestras manos a lo alto para invocarlo. Pero en realidad él ya está en nosotros, más cerca que nadie. Lo que hace falta es que nos transforme con esa presencia.
Sin embargo, nosotros miramos hacia el cielo, como si fuera a descender desde allí. Eso en realidad es un símbolo que nos recuerda que él nos supera, que está por encima de todo, que es Dios. Así como el cielo está por encima de nosotros y no podemos abarcarlo, eso vale con más razón para el Espíritu Santo, que es Dios. Nosotros no podemos pretender que ya lo conocemos, que lo podemos dominar, que lo podemos apresar y tenerlo bajo nuestro dominio. Aunque él habita en nosotros, al mismo tiempo nos supera, nos trasciende infinitamente. Si no podemos abarcar el cielo infinito, menos podremos abarcarlo a él. Por eso miramos hacia lo alto invocándolo, y por eso le pedimos que envíe desde el cielo un rayo de su luz.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? Entra en éste enlace para descubrir el libro que dio origen a esta cadena de oración al Espíritu Santo, que está recorriendo el mundo: "Los cinco minutos del Espíritu Santo" cuyo escritor fue el arzobispo argentino, D. Víctor Manuel Fernández. Comparte con tus amigos y familiares la página "Amigos para Ayudar" para que pueda llegar a más personas.
Puedes encontrar el libro en Amazon
Comentarios
Publicar un comentario