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Querida familia de "Amigos para Ayudar": En este blog, que tiene el deseo de ir creciendo cada día más,  me gustaría ofreceros diferentes contenidos religiosos que os sirvan de utilidad. Como veréis en el índice que os presento a continuación, ya tenemos diversas secciones, pero me gustaría ir añadiendo nuevas temáticas uqe puedan ser de vuestro interés.  INDICE DEL BLOG: Los cinco minutos del Espíritu Santo Oraciones y Santo de cada día Lecturas y Evangelio de cada Domingo Libros, películas y música Alguna reflexión temática Cantos      Espero que en vuestros comentarios me vayáis indicando el valor que tiene para vosotros estos artículos que publicamos en "Amigos para Ayudar", así como nos dejéis alguna sugerencia para ayudaros cada vez más. 

📒 El Adviento

 


¿Qué es el Adviento?

El Adviento es un tiempo litúrgico con el que la Iglesia nos ayuda a prepararnos para la venida del Señor. Su nombre proviene del participio adventus”, que procede del prefijo “ad”, que significa “hacia” y el verbo “venio”, que significa “venir”, dando lugar a este nuevo significado que expresa llegada o advenimiento.

Pero esta venida del Señor que se celebra en Adviento, no sólo se refiere a la primera venida de Jesús a nosotros, la Navidad, cuando por su Encarnación vino del cielo a morar en nuestro mundo, sino que se refiere también a la última venida, cuando venga a juzgar a vivos y muertos. Esto se ve claramente en la liturgia de la Iglesia que divide el Adviento en dos mitades claramente diferenciadas: una primera, en la que los textos nos hablan de la venida escatológica al final de los tiempos, y otra, que empieza el día 17 de diciembre, y prepara inmediatamente la Navidad, con los acontecimientos que la precedieron. Además, el tiempo del Adviento nos invita a acoger al Señor en el presente, en cada persona y en cada acontecimiento, como expresa el prefacio II, abriendo los brazos al Señor que no deja de venir hacia nosotros, especialmente en la Eucaristía.

Mediante un recorrido espiritual, que empieza con la llamada a la conversión y la urgencia a preparar la segunda venida del Señor, y acabando con la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, la Iglesia nos ayuda a acoger al Señor Jesús en nuestra vida, semana tras semana, mientras se van encendiendo las velas de la corona del Adviento.

Todo el Antiguo Testamento fue un gran Adviento para acoger al Salvador, pero, al mismo tiempo, hemos de darnos cuenta de que también ahora vivimos un gran Adviento hasta la llegada del Señor al final de los tiempos. La figura que mejor puede ayudarnos para acoger a Dios es la Virgen María, aquella que ha recibido en su seno al Hijo del Padre.

¿Cuáles son los temas del Adviento?

La segunda venida, su venida constante y la esperanza cristiana

Antiguamente el adviento duraba seis semanas en vez de cuatro. Es por ello que las dos últimas semanas del tiempo ordinario, especialmente la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, se hace eco de esta segunda venida del Señor. Este tema resonará en la primera mitad del adviento hasta el día 17 de diciembre en el que el adviento toma un cariz navideño, preparándonos a celebrar el misterio de la navidad.

¿Cuándo vendrá el Señor? ¿Cuándo será el fin del mundo? ¿Cómo será? Jesús nos ha dicho que no sabremos ni el día ni la hora, y que estemos vigilantes. Quiere que estemos preparados. Se pinta un día terrible y glorioso a la vez. Para unos será el día del juicio, pero para otros el día de la salvación definitiva. El desconocimiento de su llegada forma parte de la acogida de su venida. Dios quiere que sea así. Nos quiere atentos y preparados para ese momento. Quiere que vivamos todos los días como si ese momento fuera a ser hoy. Eso es importante. Parece que aquellos que quieren saber cuándo vendrá es para vivir bien sólo cuando no quede más remedio. El sentido de la esperanza cristiana es esperar con un corazón bien dispuesto, deseando su venida. Diciendo "Ven Señor Jesús".

¿Cómo ha de ser nuestra espera? ¿Agobiada? No. Es la venida del Salvador, del Redentor, del juez misericordioso. Por otro lado, tampoco es una esperanza vana, como el que espera sin la certeza de que vendrá aquello que anhela. No es esa la fe cristiana, como el que que cree sin fundamento. La esperanza cristiana se funda en la primera venida, en la presencia actuante de Jesús entre nosotros que nos promete un mañana cierto y porque confiamos en él esperamos con toda seguridad el cumplimiento de sus palabras. Es una espera llena de certezas. Una espera que está llena de alegría y no de incertidumbre. Por eso la esperanza cristiana se dice que es teologal, nace de un don, el don de su gracia, el don de su presencia y su acción en nosotros, que genera una esperanza tocada por la gracia.

Aprender a vivir esperando es la forma más preciosa de vivir el adviento. No es sólo preparar manteles y guirnaldas, sino aprender a esperar en Dios, a vivir con alegría el anuncio de su venida y abrir el corazón a cada uno de los momentos en los que Él se hace presente. De ahí que cada Adviento no sea en modo alguno rutinario, sino una escuela de esperanza. La vida es un gran Adviento en la espera del cielo, esa Navidad última en la que se cumplirá el misterio del Dios con nosotros. Por eso, el Adviento es un tiempo de gracia para renovar nuestra vida, para responderle con mayor hondura.  

Tres personajes que nos acompañan

El profeta Isaías, que nos habla del Mesías prometido; Juan Bautista, el último profeta y el precursor inmediato de Jesús; y la Virgen María, que lo lleva en su seno y lo da a luz. Estos personajes nos recuerdan que el tiempo es una espera del Señor, que no viene sólo en un futuro lejano, sino que ya está presente entre nosotros y espera encarnarse en nuestra vida para salvarnos en toda su plenitud.

El hecho de que pongamos un belén en casa o un árbol navideño puede ayudarnos a acoger mejor la fiesta de la Navidad. Aprovechemos a crear un clima que realmente nos recuerde la venida de Dios. Crear un clima navideño en casa ayudará a que los días no sean iguales que antes, a que todo nos recuerde su venida. Lo que comemos, los adornos en nuestra casa, el tener incluso una corona de adviento doméstica y de encenderla en nuestros ratos de oración.

La esperanza vigilante

La vigilancia sería el adjetivo que caracteriza esta llamada de la Iglesia en el Adviento. El cardenal Newman nos pone distintos ejemplos: como el sentimiento que se produce cuando esperamos un amigo y este se retrasa. Estamos pendiendo del reloj, con vigilante espera. O cuando estamos en mala compañía y estamos continuamente mirando el reloj esperando vernos libre de él. O cuando esperando que suceda algo que llevamos tiempo deseando o lo deseamos con absoluto anhelo, estamos así en vigilante espera. O cuando una persona importante para ti está en tu casa, pero no sabes lo que piensa o desea, así que estás pendiente de agradarle. Aquí se puede apreciar lo que añade esta cualidad de la esperanza cristiana, una esperanza que sea vigilante.

La corona de adviento

Es un símbolo cargado de significado. La carencia de luz simboliza nuestro mundo lleno de tinieblas que se ha iluminado con la venida de Jesús. Escuchando su palabra, lampara para nuestros pasos y luz en nuestro sendero, llegamos a la luz del mundo que es Cristo, el sol que viene de lo alto para iluminar a los que habitan en sombra de muerte. Es la luz del mundo. La luz de la vida.

Al mismo tiempo esa luz, que es fuego, simboliza el calor del amor. De una parte el deseo creciente de recibirle, el amor que va creciendo en nosotros, el deseo amoroso que caldea nuestro interior y nos mueve cada vez más a esperarle y hacernos crecer en la vida cristiana. Si no arde nuestro corazón juntamente con las velas, el corazón permanece frío y el adviento no cumple lo que significa. Sólo el ardor de la fe puede hacer que nuestro adviento nos acerque más a Dios. Pero también ese calor expresa el amor de Dios. Cuanto más se acerca la navidad tanto más podemos exclamar "tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo para salvarnos".

Los colores de la corona son el verde de la esperanza, el morado del adviento, el rosa del domingo gaudete o de gozo, que expresa la alegría de quedar menos para la venida del Señor. En el caso de utilizar las velas multicolores se ha de utilizar la primera la morada, que tiene un cariz penitencial, de choque, para estar primera semana de conversión; la segunda la verde de esperanza; la tercera y la cuarta indistintamente pueden ser la blanca o la roja que expresaría la alegría de quedar menos y la navidad.

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