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Y si esto es así, el Espíritu va despertando en mi corazón la fascinación que tenía Jesús por el Padre Dios, su amor y su admiración por el Padre. Por eso, el Espíritu nos hace clamar Padre junto con Jesús (Gálatas 4,6; Romanos 8,15).
El Espíritu Santo, que es inseparable del Padre y del Hijo, y que todo lo recibe de ellos, está siempre pendiente de ellos dos como un infinito enamorado; por eso, no nos hace quedar en su Persona, sino que desea imperiosamente llevarnos a Jesús y al Padre.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? Conoce el origen de esta oración diaria que tanto bien está haciendo a través de las redes sociales. No dejes de compartirla reenviando el enlace de "Amigos para Ayudar". Te sorprenderá saber que detrás está el libro del arzobispo D. Víctor Manuel Fernández.
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