INDICE DEL BLOG

Si nos miramos a nosotros mismos con sinceridad podremos descubrir que en nuestro interior no está la profundidad que deseamos. Allí también hay límites e incoherencias. Posiblemente encontremos mucho egoísmo allí adentro, y lo que llamamos "amor al prójimo" quizás sea sólo una necesidad de satisfacciones afectivas, quizás sea sólo una forma de egoísmo, de estar encerrados en nuestras propias necesidades y de buscar a los demás sólo para que nos hagan sentir bien. Por eso parece que ese amor se acaba cuando los demás contradicen nuestros proyectos, cuando no nos dan la razón, no nos elogian, o no dicen lo que nos interesa escuchar.
Entonces, la incoherencia y el vacío también están dentro de nosotros mismos.
Por eso, cuando buscamos la soledad y nos encontramos con nosotros mismos a veces sólo estamos escarbando en el vacío. Porque nuestra interioridad sólo tiene vida y hermosura si allí está presente el Espíritu Santo, y si nos dejamos cambiar por él.
Sin esa luz del Espíritu Santo, terminamos confundiendo a Dios con nuestros pensamientos, con nuestra confusión mental, con nuestros sentimientos tan cambiantes. Y Dios es mucho más que todo eso, mucho más.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? Si quieres más información sobre esta cadena de oración, entra en este enlace y descubrirás las reflexiones del arzobispo argentino, D. Víctor Manuel Fernández, sobre el Espíritu Santo. Te invito a unirte cada día a esta oración y a que compartas el enlace de "Amigos para Ayudar"
Puedes encontrar el libro en Amazon
Comentarios
Publicar un comentario