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Al contrario, el Espíritu Santo es viento que empuja. Él nos invita siempre a enfrentar las dificultades, nunca a escapar.
Porque cada dificultad que yo tenga que enfrentar será siempre una nueva posibilidad para crecer.
En cada problema que resuelvo aprendo algo nuevo, después de cada experiencia dura que atravieso, queda siempre algo más de sabiduría en el corazón. Ninguna dificultad es en vano, ningún sufrimiento es inútil.
Siempre, después de una tormenta de la vida, salimos renovados. Se libera algo nuevo que, sin esa tormenta, no habríamos descubierto.
Hay muchas cosas bellas en nuestro interior que tenemos que ejercitar para que se desarrollen, y cada nuevo desafío de la vida es esa oportunidad para desarrollarlas.
Por eso, el Espíritu Santo siempre nos mueve a enfrentar las cosas, y nunca a retraernos como perros miedosos. Dejémonos llevar.
A veces pensamos que lo mejor es no sufrir y eso mismo lo trasladamos a nuestros seres queridos y pretendemos que no sufran ningún revés.
Es natural. ¿Cómo va a querer el Amor querer un mal para alguien? ¿No será, por el contrario, que el Amor desee el bien de la persona amada, el mayor bien posible?
En efecto, y es precisamente desde esa óptica donde se puede encontrar un poco de luz para entender un bien mayor que a veces pasa por la cruz, el sacrificio, la espera, la prueba, el esfuerzo...
Pidamos luz al Espíritu Santo para que nos enseñe a amar verdaderamente y querer el bien de la otra persona, pero no sólo su bien material o físico, sino también y sobretodo su bien espiritual y moral. Lo que le pedimos a aprender a amar más y mejor, porque a veces pensamos que queremos a alguien por desear su "pequeño bien" y no entendemos que aún podemos amarla más y mejor amando "su mayor bien". Amar más. Esa es la clave. Deseando un bien mayor. El bien de su interior, que incluye su bien exterior, pero lo supera abrazandolo en un bien superior.
¿Qué son "Los cinco minutos del Espíritu Santo"? Aquí podrás encontrar más información acerca del origen de esta preciosa cadena que recorre el mundo y a la que te invito a formar parte reenviando el enlace de "Amugos para Ayudar". Así sabrás el origen de "Los cinco minutos del Espiritu Santo".
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