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Él ya ha tomado la iniciativa de buscarnos. Ahora es necesario que le permitamos actuar. Te propongo que le abras el corazón y le digas con ternura:
"Ven Espíritu Santo,
ven padre de los pobres,
ven viento divino, ven.
Ven como lluvia deseada,
a regar lo que está seco en nuestras vidas, ven.
Ven a fortalecer lo que está débil,
a sanar lo que está enfermo, ven.
Ven a romper mis cadenas,
ven a iluminar mis tinieblas, ven.
Ven porque te necesito,
porque todo mi ser te reclama.
Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
ven, ven Señor".
Nos dice la Escritura que Dios es quien suscita en nosotros el querer y el obrar (cfr. Filp 2,13). Él es quien despierta el deseo de aquello que se nos anuncia, el que mueve nuestro corazón para que busquemos el Bien y quien nos guía paso a paso hasta conseguirlo.
Si no somos capaces de desear siquiera ya lo bueno, digámosle: Ven, Espíritu Santo, ven.
Si lo deseamos pidámosle también: concédenos lograrlo. Pero Él te dirá que actúa en tu interior. Que no va a llegar por arte de magia, sino como dinamismo de tu acción, que Él te da su gracia acompañando tu acto; que necesita tu "sí" como quiso contar con el de María Virgen, que Dios ha querido salvar la humanidad haciéndose hombre.
Entiende al Espíritu Santo como una fuerza que te impulsa, pero que quiere tu libertad para crecer. No te ha creado ya hecho, con tu existencia totalmente regalada, sino como persona libre, que se puede hacer así misma. Él te da primero y tiene un destino para ti y desea que lo busques para llevarte allí, pero desea que te entregues libremente a Él, que le ames con todas tus fuerzas, que pongas toda tu energía a trabajar por ese plan que tiene para ti: tu plenitud como persona. Pon en ello toda tu energía, dejar que él te ayude es poner totalmente tu disponibilidad y ganas, decir "si quiero" a hacer su voluntad, a "hacer", no ha tenerlo todo regalado, sino a colaborar con él, a trabajar la tierra que te ha regalado, a poner en marcha tu inteligencia y voluntad, que es un regalo de Dios.
Necesitamos tanto y Él es todo riqueza: salud, belleza, vida, bondad... Ven, Espíritu Santo.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? Entra y entérate del origen de esta cadena de oración. Te sorprenderá saber que proviene de un libro escrito por el arzobispo argentino D. Víctor Manuel Fernández. Y no dejes de compartir el enlace de "Amigos para Ayudar", haciendo que más personas conozcan esta oración diaria, enriquecida con comentarios y reflexiones.
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