Repitamos esta oración varias veces, lentamente, hasta que sintamos cómo el Espíritu Santo toca con su amor nuestro interior:
"¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
el más profundo centro
de mi alma,
tú que no eres esquiva
acaba ya si quieres,
rompe la tela
de este dulce encuentro!"
(San Juan de la Cruz)
Oh, llama de amor viva. Tú eres el Fuego que abrasa mi corazón y hace arder dentro de mí todo mi interior con el calor de tu amor. Que bueno es sentir que llenas mi interior con tu presencia y calientas con tu abrazo todo mi ser para darme las fuerzas que necesito, que mis latidos cobran vida y mi respiración la energía de vivir.
Decía san Ignacio de Loyola que con las oraciones sencillas podíamos rezar, por ejemplo con el Padrenuestro, o el Avemaría, o cualquier oración vocal, y que no era imprescindible hacer oración mental como lo hacen los grandes oradores, sino que está era la oración de los sencillos, repetir lentamente las oraciones, ensimismarse con cada palabra, gustar en nuestro interior cada idea que se transmite en la frase. Imagínate: "Dios es nuestro Padre", Padre de todos, es Padre amoroso que nos quiere, que nos quiere unidos a todos, que perdona y ama a cada uno, que nos cuida, que nos llama a su intimidad. Solamente una palabra: "Padre", puede ayudarnos a empezar un rato de oración con el Señor y disfrutar horas en su paz.
Por eso te animo a meditar ahora esta oración de san Juan de la Cruz y a que en tus ratos de oración en la iglesia apliques esta enseñanza de los santos cuando no tengas materia de oración. En efecto, a veces es bueno llevar un libro, o llevar algún pensamiento que te haya comunicado Dios en otros ratos de oración anteriores o que te haya inspirado una homilía o lectura espiritual, pero también es verdad que a veces no llevamos ni libros ni nada a la oración. En estos casos, puedes hacer oración meditativa recitando oraciones vocales y reflexionando sobre ellas, o hacer examen de conciencia, u oración de intercesión pidiendo por los demás. Nunca te faltará materia de oración si aprovechas todos los recursos que tenemos para dialogar con Dios nuestro Padre.
Espero que te haya ayudado esta reflexión y tu oración con Dios sea verdaderamente un "dulce encuentro" con Él.
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