INDICE DEL BLOG

Ese hueco vacío que tenemos adentro, esa profunda soledad enferma que a veces nos reclama como un nudo en la garganta, sólo se llena con el amor: dejándonos amar por el Espíritu Santo, e intentando amar a los demás cada día. No nos saciamos alimentando las excusas, sino alimentando los motivos para dejarnos amar y para amar generosamente.
Pero si optamos por vivir superficialmente, pensando sólo en nuestra comodidad y buscando permanentemente distracciones engañosas, la vida misma nos golpeará para que reaccionemos. Las cosas que nos pasen, las renuncias que tengamos que realizar, nos obligarán a enfrentar ese vacío interior que tenemos. El dolor profundo de una pérdida cualquiera nos llevará a preguntarnos por el sentido de nuestra vida.
No es que Dios nos castigue para que aprendamos. Es la vida misma, que está llena de perdidas, porque todo pasa, todo se acaba, y cuando perdemos una seguridad que nos permitía aferrarnos a algo, entonces no nos queda más que preguntarnos para qué vivimos.
Si estamos sufriendo por algo, pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a aprender algo de ese sufrimiento, que entendamos el mensaje que tenemos que aprender de ese problema. Entonces, nuestro sufrimiento servirá para algo.
¿Qué son los cinco minutos del espíritu?
Puedes encontrar el libro en Amazon
Comentarios
Publicar un comentario