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Algunas personas reaccionan mal, con agresiones o ironías; otras se callan, pero se aíslan resentidas. Hay muchas tensiones interiores que nos llevan a sentirnos mal con las demás personas. A veces hay cosas que nos molestan y no sabemos bien por qué; otras veces sentimos rechazo por cosas que no son tan importantes.
Es necesario llevar calma y armonía a ese mundo interior, para que no desgastemos tantas energías inútilmente.
El Espíritu Santo puede sanar nuestro interior para que nos liberemos de muchas tensiones innecesarias, para que renunciemos a la guerra con los demás, para que dejemos de resistirnos ante las cosas que nos irritan y aprendamos a aceptarlas como parte de la vida.
Si dejamos que el Espíritu Santo nos serene en un momento de oración, podemos decirle “no” a la violencia interior y optar sinceramente por la paz del corazón.
Esto no significa que no luchemos o que no discutamos cuando es necesario. Sólo significa que aprendamos a hacerlo sin perder la calma interior. Con la gracia del Espíritu Santo podemos lograrlo, porque él es el dulce maestro interior.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? En este enlace encontrarás por fin la respuesta a la pregunta: ¿Quién está detrás de esta oración que tanto bien me hace? ¿Quién las escribe? Quizá te sorprenda saber que detrás de esta cadena de oración está el libro del arzobispo argentino D. Víctor Manuel Fernández.
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