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Son distintos los sentidos que puedo darle a esta presencia. Por ejemplo, puede significar que lo invoco para que me defienda de los que me acusan o me persiguen, particularmente del poder del mal. Pero también puede entenderse que el Espíritu está a mi lado para darme consuelo en medio de las angustias, temores e insatisfacciones.
En realidad, no podemos limitar el sentido de ese nombre, y más bien tenemos que reunir en esa expresión todo lo que incluimos cuando llamamos a alguien para que esté con nosotros.
El Paráclito es el que se hace presente allí donde nadie puede acompañarnos, en esa dimensión más íntima de nuestro ser donde, sin él, siempre estamos desamparados, angustiados en una soledad profunda que nadie puede llenar. Él es ayuda, fuerza, consuelo, defensa, aliento. Sólo hay que decirle con ganas: "Ven Espíritu Santo, ven Paráclito".
Dios puede ser ese Gran Amigo con el que hablas a diario, más aún, en todo momento. Él te acompaña en todas tus actividades, es partícipe de tus pensamientos y sentimientos en ese diálogo íntimo que tienes con Él.
¿Qué son los cinco minutos del Espíritu? En esta página podrás descubrir el origen de esta cadena de oración a la que te invito a formar parte reenviando el enlace de "Amigos para Ayudar".
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